firmación del autor: "Los desequilibrios del desarrollo presentan una marcada expresión territorial entre regiones ganadoras y perdedoras debido a las ventajas acumuladas a lo largo del tiempo"?El desarrollo regional de México en el vértice de dos milenios

 

¿Está usted de acuerdo con la afirmación del autor: "Los desequilibrios del desarrollo presentan una marcada expresión territorial entre regiones ganadoras y perdedoras debido a las ventajas acumuladas a lo largo del tiempo"?

 

Parece que el desarrollo de nuestros territorios se ha vuelto un mecanismo de moda que responde a lo que otros están haciendo o incluso que se vuelve un pie en la palestra, y eso lleva a la obtención de una imagen política que favorezca la efímera labor de los representantes en el compromiso electivo adquirido, que implica un cumplimiento rápido y atropellado de la intención colectiva de la totalidad de desarrollo de los territorios; así mismo, del olvido que conlleva el espíritu que lo demanda en la lógica que somos una red de tejido social e interacción que cohabita espacios para crear bienestar y mejores oportunidades a futuro, desde y con las posibilidades y características que le son propias.

El desequilibrio territorial no solo está subordinado al olvido de zonas que forman parte del desarrollo, sino que además debe sufrir el efecto de no ser representado con lideres que reconozcan sus prioridades, quedando al amparo de un desarrollo como una camisa de fuerza que no responde a su realidad territorial, lo que implica un rezago a largo plazo.

Seguimos sometiendo al territorio y su población a discrepancias para el futuro en sus relaciones e interacciones y recursos, pues hemos creado zonas de privilegio que alejan en la perspectiva social de crecimiento a prospección; y crean desafíos irreparables en la identidad y pertenencia.

Las ventajas de desarrollo pueden deberse a la marcada facilidad que representa lo conocido y lo que lleva ya un proceso evidente de mejora sin mayor complejidad, dejando atrás las zonas que poseen requerimientos y desafíos más significativos y de los cuales no se tiene conocimiento; puede que la ignorancia no este en la población, sino en la inoperancia que radica en los agentes locales y estatales a cargo de la planificación y desarrollo territorial.

Debemos romper con la premisa de crear dicotomías con el territorio, siendo que los cambios, transformaciones y procesos de desarrollo se enfrentan en conjunto como colectivo.

Lo que implica hacer de los espacios y diálogos sociales de creación de política publica, la mayor participación efectiva de la población y de la diversidad de agentes territoriales, donde se pueda aprovechar para reconocer las diferencias, en la mejora del bienestar y habitar del territorio, creando mecanismos y acciones acorde, en la visión articuladora de establecer mejores oportunidades a los recursos, población y territorio.

No podemos reconciliar las tensiones del pasado sobre el rezago y desequilibrio creado al paso de los años, pero si podemos y requerimos del ímpetu de crear desde hoy los mecanismos para fomentar la promoción económica y desarrollo social como demanda el coexistencia de los hábitats.

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